Los espejos se han convertido en un invitado más de la casa. Desde el recibidor y las habitaciones, pasando por el salón o incluso la cocina, es un aliado perfecto en cualquier rincón, pero… ¿sabías por qué? Estos elementos ofrecen luminosidad a estancias oscuras y pequeñas y aportan sensación de espacios más amplios y profundos, perfectos para jugar con las dimensiones de las habitaciones a tu gusto o para ganarle esos metros que le faltan a tu hogar.
En lugar de cuadros, posters o demás objetos decorativos, los espejos pueden revestir las paredes de tu casa para evitar la sensación de zonas desnudas o sin elementos. Para ello podemos usar desde un espejo de cuerpo entero en la entrada para confirmar que llevas el outfit perfecto hasta dos simétricos para el baño o la habitación de los niños. Es importante también tener en cuenta la intensidad de la luz que aporten en función de la estancia en la que estés: por ejemplo, en el baño necesitaremos un espejo con una luz potente; sin embargo, el salón requiere de un tono suave para ofrecer un ambiente cálido.
Además, puedes elegir su composición siguiendo la teoría del Feng Shui: esta es una teoría china que defiende la atracción de la energía positiva conjugando espejos en toda la casa para conseguir una armonía total del individuo en su entorno. Por último, un truco: asegúrate que todo lo que refleje un espejo sea bonito, estético y cree concordancia en el conjunto del espacio. Ahora que ya conoces todas las ventajas de llenar tu casa de espejos, solo te falta hacer listado de los que necesitas, elegir modelos, colores y texturas que combinen entre ellos y hacerlos los máximos protagonistas para que tu hogar sea un fiel reflejo de ti y de los tuyos.